martes, 3 de noviembre de 2015

XXXI

Quisiera ahorrar todo lo que produce un quiebre en nuestra corriente, todas las intermisiones y las intromisiones. Quisiera poder reír todo el día de doce a doce, luna en luna y en todas sus caras y facetas. Muy seguido me pregunto, si el mundo no me hubiese dado previas impresiones y tropezones, si la luz siempre hubiese significado lo mismo, y la oscuridad no me diera miedo, ¿te habría conocido?
Cuando la incertidumbre se vuelve duda y me quiebro en penumbras, me posee esta premonición de que "nada irá bien", lo que me salva es pensar en que no cambiaría nada, porque quisiera conocerte, una, una y otra vez.
Cuando te estoy cuidando no siento la necesidad de recordarlo, cuando soy ese calor que aleja el frío y la llama que incinera lo dañino, cuando puedo limpiarte de todo lo que te hizo sentir poco pulcro, es verdad, me genera orgullo, me genera satisfacción y me hace sentir capaz.

Pero es cuando no acontece nada explícito en particular, cuando compartimos un silencio y todas las canciones resuenan dentro, yo se que compartimos la melodía, sé que estamos en armonía. Cuando te dedico mi primero y último pensamiento y sólo añoro cuando comparto la energía de tu vida, se que es amor.

En tus ojos hay un escudo, sólo me importa mi reflejo cuando lo encuentro en ellos, cautivado por vos es subestimar el sentimiento, desdeñar el pensamiento, soslayar el firmamento.

Decir "es la verdad", "tengo razón" o "estoy seguro de que" es plena demostración de lo minúsculos que somos aspirando ad(o/a)ptar al mundo.

Nada de eso realmente importa ahora. El amor trasciende las vulnerabilidades de la individualidad, es el único sentimiento que me hace creer en la posibilidad de un Dios, que me permite creer que se puede crear sin destruir, que me quita las ganas y el miedo a morir, que epitoma la antonimia de las cicatrices dejadas en el mundo por mi especie.

"Valer la pena" el amor verdadero no conoce el sacrificio.

Creo arrimarme a la casta certeza cuando mi insignificancia me dicta que el deseo es el nemesis del amor, pues el deseo consume hasta que el interés cesa y el amor sólo produce e inspira crecimiento, el deseo es producto de un formato de sociedad y el amor es una experiencia espiritual, desear es reproducción pura e incuestionable de todo lo que almacenamos en los anales de nuestro legajo humano y el amor es un segundo corazón latiendo por vos invulnerable e inmune al paso del tiempo o espacio. El deseo es fiel reflejo de la fusión de nuestro egoísmo, miedo a la soledad (miedo a la muerte) e intereses que nos rigen como caballos enceguecidos, el amor no tiene reflejo, no tiene forma, no tiene definición y no tiene límites.

Si algún día muero prematuramente, tuve una vida prístina y magnífica, grandiosa y sublime, épica y formidable, porque amé.

lunes, 24 de marzo de 2014

XXX

Dicotomía en percepciones alejadas de la realidad común
des comunal.
Descomunal.
Inmundo, mundano, inmundo, mundano.
Alejado de toda noción de sociedad.
Repugnado eternamente por acontecimientos que no puedo detener.
Casi como si la historia ya estuviera escrita.
Casi como si yaciera completamente impotente y desnudo ante el gran violador.
Pero es cuasicómico como lo vi venir sin verlo venir.
Podría denominarse Déjâ Vu.
Podría nominarse de millones de maneras por millones de individuos.
Pero la sociedad es algo que ansío tan lejos de mi, encontrándome en su seno.
Es casi incomprendible, y me animo a decir que no deseo comprender.
Empero, el pálpito incrementa a medido que mis medidas en pasos disminuyen.
Y la misantropía se convierte en claustrofobia.
Y paralizados, inminentes, entumecidos, nos mecemos ante el verdugo, el violador.

El violador de nuestro motus propio.
El violador de nuestro libre albedrío.

¿Es que nadie puede comprender lo que yo quiero?
¿O ya estoy tan desgarrado que lo que quiero escapa definición alguna?

Rancidez o lunatismo, enrancimiento o putrefacción, mi mente es un caldo de cultivo.
¿Alguien querría trepar a mi hipotálamo a corroborar que todo esté bien?
















































































eso creí.

domingo, 23 de febrero de 2014

XXIX

Desdibujado,
perplejo,
etéreo,
níveo.

Sueño,
actúo,
acciono,
padezco.

Comprendo,
detengo,
supongo,
suspiro.

Planeo,
paneo,
deseo,
hago.

Vivo,
digo,
sigo,
vivo.

Intento,
promulgo,
batallo,
enemisto.

Beligerancia,
Acaudalada,
intermitente,
inconformidad.

Tristeza,
simpleza,
fijeza,
dislexia.

Sueño.
Sueño.
Sueño.
Me detengo.
Sueño.
Me detuve otra vez.

XXVIII

Pagaría por romper con un bate o un palo millones de piezas de porcelana en este momento, ver vidrios estallar, aprender a tocar la guitarra eléctrica, gritar al pasar de un tren de carga, dejar de comer por días, dormir en las posiciones más incómodas posibles, pasar días insultando personas que no tienen nada que ver con mis problemas, patear los grabadores de los inútiles que venden CDs de bachata y/o otros ritmos latinos en el tren aunque nadie les compre y todos los detesten, aprender a andar en bicicleta y dejar de tomar transportes públicos para dejar de llenarme tanto de odio, volver a la secundaria y ayudar a todos aquellos que están siendo atacados por homofóbicos, o aquellos que de su agrado humillan personas por cómo se ven y las marcan de por vida. Amaría poder dejar de tener que trabajar para poder abocarme de lleno en mis estudios, trabajaría por todas las neuronas que me faltaran o todo el tiempo necesario para poder estudiar 27 idiomas, me encantaría ver sonreír personas en la calle, y apreciar la vida que otros no tienen o perdieron o no pudieron llegar a vivir.

Pasar un tiempo en el medio de la nada

Obtener la paz parezco estar reservándome a través de mis impuestos y mis actos de buena fé.

Vivir con la tranquilidad de que nada inesperado totalmente negativo o absurdo podría suceder.

No tener ganas de verme enfermo constantemente, o debajo de mi peso, o tener ganas de morir, o ser tan auto-unitemático hablando de mis problemas todo el día. En especial cuando los mismos problemas se hallan tallados y tatuados en mi vida en un constante loop, produciendo los mismos dolores que conozco hace tantos años como si fuera la primera vez.

Apreciaría tener algo más de qué hablar pero en realidad mi vida se trata de lo que constantemente no puedo lograr.

Me apasiona la idea de un estricto cambio y un artefacto que detuviera el tiempo y me permitiera invertirlo de la manera más sabia posible.

Pero es más fácil publicar un estado y compartirlo con unas 270 personas a las que realmente no les importa y vivir amargado el resto de mis años.

¿O comenzar con el cambio ahora?

El problema es,
nunca me permití ser "egoísta". Ese adjetivo (des)calificativo que denota el interés y atención de una persona para consigo misma y sus proyectos como algo totalmente derrogativo.

Es por ese bagaje cultural que no me lo permito,
Esa imposición deificada en mi cabeza,
mi estricta idea de "familia" que tanto rige en mi una absoluta necesidad de formar una familia y "TENER UN FUTURO".

Hay tantas cuerdas de las que me quiero liberar,
tantas perspectivas que me encantaría modificar,
cosas que me encantaría hacer,
cosas que me agradaría no hacer,
cosas que podría haber hecho distinto,
pero es como sucedieron,
es como las hice,
y son las que me hacen hoy quien soy.

¿Arrepentimientos?
Ninguno.

Simplemente estoy aún muy disconforme con la parte del mundo que me tocó.

Estoy aún muy abnegado a aceptar que no podemos modificar todo lo que nos resulte agradable, totalmente resentido con la realidad cruel y la cantidad de pensamientos oscuros que rigen al ser humano.

Si tan sólo todo pudiera estar lleno de enceguecedora luz divina nunca perecedera que me bañara y me acostara sobre un trono de la razón y la razón benedicta.
Pero no puedo.
No quiero.
Soy un maldito ser humano, en un planeta arruinado por los seres humanos,
Donde nunca nada es claro,
Nunca nada es simple,
Nunca nada es fácil
Y nunca nada es justo.

sábado, 22 de febrero de 2014

XXVII

Episodios
que sufren
constante
repetición
constante.

Si dejás caer,
caés por siempre,
desvanecer.

Desvanecer y no creer.
No creer en los hechos.

Recordá.

Cruel.
Terriblemente cruel.
Y hostil.
E injusto.

Mordaz.
Porque tenés miedo.
Porque estás descuidado.
Porque te sentís vulnerable.

Cuidado.
Quiero seguir acá,
pero estás alejándome, alejándote.

Nada por seguir, nada por creer,
quedé desfallecido en el primer intento
de la conquista lunar de la luz
que rige y te da naturaleza
una vida y otra vida más,
y un corazón sensible no otorga.

No otorga.

No otorga.

No otorga.

Y se fué.

martes, 1 de octubre de 2013

XXVI

Desnudez
Siniestra desnudez
¿qué te depara?
¿qué buscás en ella?
Desnudez,
siniestra desnudez que te aleja de mi.
Que te arranca de mi propia desnudez.
Desnudez de mente, la peor
la estancada, la viral,
la que queda congelada en el tiempo,
y nada podrá quitar.
Desnudez, inocencia.
¿Qué es lo que buscás en mi?
¿Es algo que siempre has tenido en tí?
Límites.
¿Qué es de lo que todos hablan?
¿Siquiera cobra relevancia?
¿Siquiera te resulta importante?

Dejar ir.
No dejes ir.
Simplemente, respirá.
Transpirá, y yo seguiré ahí.
Pero ahí estás, conteniendo tu respiración hace horas.
Sé que no estás muerto.
Nunca estuviste muerto para mi.

No quiero entender lo que no querés explicar.
No quiero escuchar lo que quieras explicar.
Pero quiero sentir la originalidad de lo que nunca fuiste,
de lo que nunca sentiste con nadie más.

Por eso no te creo, no te creo, no te creo, no te creo,
y yo transpiro,
y vos inmutable
el frío.
El frío.
Una piedra.
Una medida lunar.

Ya no sé qué pensar.
Las pruebas son culpas y las culpas son crimen.
Soledad el castigo, soledad en el pago,
soledad en estribos.

Te quiero cerca, te quiero lejos,
una armonía adolescente,
te escupo mientras te beso,
se siente bien, y te gusta,
y me gusta a mi también.

Por eso no te creo, no te creo, no te creo,
no te creo que acá querrás quedarte,
qué hay para ofrecerte de algo que nunca realmente está ahí,
un espejismo que esta noche te traerá fruta,
y mañana veneno?

No te creo, no te creo, no te creo,
no creés en vos mismo, por qué debería de yo hacerlo?
No te creo,
desnudez
Por desnudez
yo no te creo.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

XXV

[AVISO: En los siguientes párrafos se describirá una situación con altas dosis de violencia y agresión familiar.]


Ella está enferma.
Ella vive en una burbuja.
Ella absorbe.
Absorbe información, absorbe ideas, absorbe lo que ve, absorbe a los que la rodean.
La otra cedió, pero yo no. Yo no me conformo con eso. Yo no voy a ser un residuo de todo lo que hicieron mal. No señor.
Quiero
Una
Vida
Normal.
No quiero más que eso. No quiero pedir permisos. No quiero irrumpir. No quiero violar privacidades.
Mi dignidad me precede, mi etiqueta, mi comportamiento.
Tengo un espíritu límpido. Pulcro.
Intachable.
No
Pueden
Venir
y
Limitarme.

¿Puedo huír? ¿Podemos huír?
¿Podemos pretender que no soy un adolescente más?
Es que, no lo soy. Y todos juran que no lo son. Y que es personal, y particular. Y todos hacen catarsis al respecto, y escriben en blogs, simulando complicación, profundidad, estableciendo un señuelo de esa manera al interés y atención ajenas.

Pero en este momento quiero estar sólo.
No quiero UNA palabra que invada mi mente.
Nadie entiende que NADIE siente.

Me siento alienado, y ajenado.

Quiero irme.
Quiero crecer.
¿Qué es tan difícil? ¿Qué es necesario? ¿Acoplarse al mundo del cemento?

Ella.
Ella adora la pantalla negra.
El espejo rectangular que todo perfecto lo hace.
Pero la deja ciega.
Y tan estúpida.
Ni un té puede calmarla por las noches, ni una reconciliación sexual con su marido podría traer su espíritu jovial de nuevo.
Hay tanto resentimiento, y miedo al juicio.
Pero yo no soy parte de eso. No quiero que me hagan parte de eso.
No quiero ser la maldita consecuencia de tus errores.
Entonces dejame ir. Dejame ser.
Dejame vivir.

Estás tan triste con tu vida que querés eso para todos.

Y la otra es igual a vos.
Pasito por pasito.

Qué cínica que es la ironía que rige este cubículo.
No te creo nada.
Ni vos te creés nada.
Tan sólo tenés miedo.
Pero no querés dejar entrar a nadie.
Porque sos tosca.
Y terca.
Y obstinada.

Quiero que me enseñes lo que es la paz.
La paz que nunca me diste.
Te quiero tan lejos como sea posible.
Quiero ser libre. No quiero ser un rejunte de los pedazos que se caen de lo que alguna vez fuiste.
Quiero que te vayas.
Quiero que me enseñes la paz.